Una serie de circunstancias, conversaciones con amigos y con las participantes de mi programa de acompañamiento basado en Diseño Humano Conócete, ámate, me llevan a escribir esto.
Este post es una serie de notas sobre alguno de los enemigos del ser. En el camino de crecimiento personal es fundamental ser honesta con una misma y averiguar cuáles son esas trampas que nos ponemos para crecer. Cuáles son esos lugares en los que nos perdemos y dejamos de ser nosotras mismas para empezar a ser una version apocada, aplastada o homogeneizada de nosotras mismas.
Espero que estas notas te inspiren o te refuercen en ese proceso de autodescubrimiento.
El condicionamiento no es el enemigo
A menudo, cuando le estoy explicando el Diseño Humano a alguien y llega el momento de explicar la apertura: esos centros energéticos en los que estamos abiertas al condicionamiento, la cosa a veces se pone tensa.
A menudo recibo cosas como esta: ‘O sea que… ¿en ese centro recibo la energía de los demás? ¿Soy vulnerable a la energía de la otra persona? ¿Ahí es donde los demás me afectan?’
La respuesta a todas esas preguntas es sí. En los centros abiertos de tu diseño, todos esos centros que son de color blanco, estás abierta a la energía de las demás personas y del cosmos, es ahí donde eres vulnerable y es ahí donde los demás ‘te afectan’. Sí. Rotundamente sí.
Es curioso que a nadie se le ocurre pensar que es en esos centros abiertos donde vienes a aprender de los demás, donde la otra persona te enseña, a nadie le da por pensar que es ahí donde más te beneficias de los demás y del cosmos. Y eso también es cierto. Rotundamente cierto.
Todo es dual. Nada es bueno o malo. Todo depende de cómo lo vivas. Como se describe en ‘La guía definitiva de Diseño Humano’+, ‘nuestras partes definidas representan donde el alumno vive la vida y lo que está sin definir representa donde vamos a la escuela- la escuela de la vida’. Es en esos centros abiertos donde hemos venido a aprender. Y las demás personas y el cosmos, con sus tránsitos planetarios y la energía que nos mandan, son nuestros maestros.
Como explica el propio Ra Uru Hu*, el padre del Diseño Humano, ‘los condicionamientos no son el enemigo. No es cuestión de eliminar las fuerzas condicionantes, sino que se trata de eliminar la ignorancia acerca de ellas. Ves, cualquier centro abierto en tu diseño es una oportunidad para desarrollar una sabiduría propia. Esta es tu oportunidad para que a través de ese proceso de filtración, y una vez has dejado de identificarte con lo que pasa a través de tu mente, puedas beneficiarte de lo que está pasando a través tuyo’.
Las fuerzas condicionantes están ahí operando, siempre, enseñándonos, para bien y para mal. Así que, como dice Ra Uru Hu, se trata de eliminar la ignorancia respecto a ellas. Ignorancia que a veces se manifiesta como una necesidad de protegernos del otro o de preservar la conexión con nuestro ‘centro’. Lo que quiera que signifique eso. Desde mi punto de vista, la solución no pasa por armarnos de escudos y protecciones, sino de poner consciencia, atención, en los procesos.
El peor enemigo está dentro de ti
Según el Diseño Humano, nosotras ya no somos seres estratégicos. En 1781 entramos en la Era Uraniana y el ser humano dejó de ser un ser de 7 centros, estratégico, para pasar a ser un ser de 9 centros, sintiente. Esto quiere decir que ya nos tomamos decisiones estratégicamente con la mente, sino que sentimos lo que es correcto, desde un punto de vista energético para nosotros.
Será por inercia evolutiva, será por condicionamiento social o por las dos, la mayoría de las personas ahí fuera sigue haciendo listados de pros y contras y valorando mentalmente las cosas antes de tomar una decisión. Valorando lo que es correcto desde un punto de vista moral o económico o social desde una mente condicionada por el entorno, por la sociedad en la que vivimos, por la familia… ¡Nadie es ajeno al condicionamiento mental! Todos tenemos una mente con una serie de programas que limitan o condicionan nuestra experiencia en la vida. Están operando siempre y, a veces los vemos claramente y, otras veces, somos víctimas insconcientes de ello. Sea como sea, uno de tus peores enemigos, querida, está dentro de ti. Y está en tu mente condicionada.
Esa mente que te dice lo que te falta, lo que no eres, lo que deberías ser. Esa mente que te dice imposibles como que ‘podías haberlo hecho mejor’, la mente que te dice que tienes que ser productiva, amable, buena gente… La mente que está constantemente comparándote con las demás… Aquí solo he cogido los greatest hits de la mente. Pero tú seguro que puedes ahondar un poquito más en tus programas mentales y descubrir los tuyos propios.
De hecho, esa es tu salvación. Observarte. Observar tus programas, conocerlos. Conocer al enemigo, descubrir sus estrategias, en qué momentos aparece, como se viste, todo. Y, cuando le tengas en tu punto de mira, el pulso firme y la respiración serena… ¡disparas! Disparas la más sonora de tus carcajadas. Te tronchas de la risa y así desmontas al enemigo, lo destrozas en mil pedazos. Y el enemigo se convierte en confetti saltando por los aires.
El enemigo que habita en ti quiere que te pongas seria, rígida, que aprietes bien el culo y seas buena. El enemigo quiere que te lo creas, pero si te crees que esos pensamientos eres tú, si te identificas con ellos, estás perdida. Tú no eres esos pensamientos. Eres la presencia que los observa. Porque… si tu fueras eso no podrías observarlo, ¿cierto?
La identificación: la madre de los enemigos.
En la mente tenemos a uno de nuestros mayores enemigos. Eso que las gentes tibetanas llaman ‘la mente del mono’. Pero peor que esa mente del mono es la identificación. Tu mente puede mandarte el mensaje que le de la gana. Pero ese no es problema. El problema es identificarte con él.
La identificación es un problema en sí mismo, así lo detallaba Gurdjieff. Puedes identificarte con el tiempo que hace o con lo que le ha pasado a tu hijo. Puedes identificarte con un estado de crisis global o con la deforestación de la selva tropical. Te identificas porque haces que eso que está fuera se convierta en tí, lo haces tuyo. Te identificas con ello, te lo crees y empiezas a operar desde ‘eso’. Y ‘eso’ ¡es una locura! Esto también nos puede ocurrir cuando nos identificamos con eso que no somos, a través de nuestra apertura. Por ejemplo, como desgrané en el artículo sobre la emoción según el Diseño Humano, no eres un ser emocional, pero te identificas con toda esa emoción que estás filtrando y amplificando. ¡Locura! ‘La estrategia de la No-identificación consiste en saber dirigir la atención en la dirección justa’¨, recordándonos, por ejemplo, nuestra pregunta propósito, según el mapa que nos brinda el Diseño Humano.
Tu mente puede decirte constantemente que eres un desastre. Puede que sea el eco de algo que viviste de pequeña o parte de un monologo interno que creaste para sobrevivir a la hiperexigencia del mundo capitalista en descomposición. Tu mente puede mandarte ese mensaje. Tú podrías hacer infinitas cosas con ese pensamiento. Y la peor de todas es que te lo creas. Te crees que eres un desastre y entonces lo creas: te conviertes en un desastre.
Siempre se habla de la palabra como principio de la creación. Pero esa palabra no es más que la expresión, el símbolo, la forma, de una idea. Como dice Jose Luis Parise, creador del método de los 11 pasos de la magia, ‘Todo intento, decisión, empresa o logro que quiera alcanzarse, comienza a partir de una idea’.^ Y añado yo que, para bien y para mal.
El pensamiento siempre está creando una vibración. Ahí está el comienzo de todo. Por eso, observar tus pensamientos te ayudará a crear una vida más consciente. Por el contrario, si no prestas atención a tu monólogo interior crearás una vida insconsciente. En el sentido de que no estarás siendo consciente del origen de lo que te pasa.
Yo misma he sido víctima de esto mismo. Estos días estoy cursando ‘la cartografía del rave’ un módulo de la formación general de Diseño Humano en el que se ven los perfiles. Yo soy un 1/3. Investigador/Mártir. Claramente lo que yo hago: investigar, leer, estudiar y probar las cosas, equivocarme, ver qué es lo que no funciona en una constante e incansable experimentación con la vida. Ensayo y error. Todo el tiempo. Cierto.
Ocurre que Ra, el padre del Diseño Humano era un tipo bastante ácido. Y le gustaba decir que las personas 3 estamos todo el rato rompiendo cosas, generando accidentes y desgracias. Yo, ciertamente, no me consideraba así, pero asistiendo a clase ese pensamiento penetró en mi. Y se quedó. A los cuatro días me quedé encerrada en la peluquería en la que tengo alquilada mi sala de masaje (algo que no había ocurrido en 30 años). Y, al día siguiente, derramé agua en un cuaderno, me salté un stop y casi tengo un accidente, después pasé un paso de cebra en rojo y casi me atropellan, me atraganté en la comida y, por último, y cómo cierre final al día, derramé aceite en el teclado de mi ordenador. ¿Se cumplió la profecía ácida de Ra Uru Hu? No creo. Me creí esas palabras y cree mi realidad desde ahí. Me identifiqué con ese pensamiento y, no por casualidad, me sentí todo el día como fuera de mi misma, como desconectada de mi. Como si algo se hubiera apoderado de mi.
Ciertamente, era esa idea, ese pensamiento. Me había identificado con la interpretación de Ra Uru Hu y de la transmisión de mi profesora de Diseño Humano sobre mi perfil. Y algo que no solía ocurrir en mi vida, empezó a ocurrir. Y no precisamente para mi mayor bien. Ellos dicen que como mi 3 es inconsciente y tengo un canal que es super controlador, he estado toda mi vida controlando esa fuerza destrozona que habita en mi. Esa es su interpretación. Pero yo elijo decirme otra cosa.
Tu eres tu maestra.
Habrás leido y oido esta frase en mil sitios. Tú eres tu maestra. Es cierto. Es muy importante que nunca te creas nada de lo que te digan. Es muy importante que hagas siempre lo que quieras con respecto a la información que recibes. Que la tomes o que la dejes después de haberlo pasado por el filtro de tu experiencia vital, de tu sentir. De esa manera te puedes hacer fuerte desde dentro. Y puede que te equivoques, nadie nos libra del error, pero tampoco nadie nos lleva al error. Ojo.
Cuando te haces cargo de lo que te pasa. Cuando te observas y vas encontrando tus trampas, esos recovecos por los que se cuela la mente del mono, esos espacios de tu vida en los que te pierdes, en los que te separas de tu esencia, te haces fuerte. Te haces fuerte porque dejas de echarle la culpa al sistema o a tus padres o a la situación económico-financiera global. Y al dejar de echar balones fuera, te haces cargo de lo que te pasa.
Según Gurdjieff, una de las claves del crecimiento personal es identificar tu mayor defecto. No un defecto físico, motriz o de habilidades. Porque ¿quién es el que juzga qué es un defecto?¿Quién tiene la vara de medir? Un defecto es eso que te impide crecer como persona. Y, muchas veces, nuestro mayor defecto es que no nos hacemos cargo de lo que nos pasa.
Porque, querida, el viaje de tu vida, empieza y termina en tí. ¿Dando tres mil vueltas al cosmos entre medias? Sí. ¿Pasando por mil trescientos libros, terapias, cursos, sanaciones y retiros? Sí. ¿Atravesando cuatromil desgracias, eventos, historias? Sí. Pero al principio y al final siempre estás tú. Atenta.
Algunas de las cosas que he mencionado en este artículo se entienden mejor con un contexto. Ese contexto se llama ‘Conócete, ámate’ y es el programa de acompañamiento de 12 semanas basado en Diseño Humano que desarrollo periódicamente. Quizás te interesa y quieres echarle un vistazo.
+ Traducido del inglés original ‘The definitive book of Human Design, Science of differentiation’. Linda Bunnell y Ra Uru Hu.
*Extraido del texto https://www.humandesignrepublic.com/articles/ra-uru-hu/los-condicionamientos-no-son-el-enemigo/
¨Strategia dello Sviluppo interiore. Il coraggio di essere se stessi’. Hans H. Hinterhuber. Traducción propia.
^Los Once Pasos de la magia. Jose Lusi Parise. ed. De los cuatro vientos.
Genial tu artículo.
Mil gracias por tu luz
Gracias Doris por compartir tus aprendizajes, tus avances, que crean camino. Artículo estupendo.