Puede que lo mejor sea rendirse (con Diseño Humano)

‘No es cantar, es dejar que pase el aire’

Jon del Vas, chamán de la voz.


Ahora mismo se cumplen 3 años desde que Lipi me hablara por primera vez de Diseño Humano. Desde ese momento, como buena persona con perfil 1/3 después de sentir un respuesta sacral positiva, he estado investigando y experimentando sobre Diseño Humano. Conmigo, en mi toma de decisiones diaria, observando las consecuencias de hacer o no hacer lo que mi cuerpo dice, observando también las consecuencias de desconectarme de mi cuerpo. Y, también, con los demás, observando a las personas que tengo cerca en la expresión de sus diseños o no.

Después de este tiempo de observación, puedo decir sin ningún tipo de duda que la práctica de las enseñanzas de Diseño Humano me ha alineado con algunas claves de la existencia. Poco a poco voy viendo, a través de mi vehículo, que es mi cuerpo, de qué va esto. Y, últimamente, una de las palabras con las que más resueno es ‘rendición’.

En relación al diseño humano, percibo, hay mucha confusión. Muchas personas creen (incluída yo misma hasta hace poco) que las personas manifestadoras hacen lo que quieren. No es cierto. Todos los tipos: generadores, generadores manifestantes, proyectores, reflectores y manifestadores estamos al servicio de la vida. Ni si quiera la persona manifestadora, que no espera a nadie y que ha de informar para evitar que le impidan hacer lo que siente que tiene que hacer, hace lo que quiere. Hasta ella, está al servicio de la vida.

Todas las personas estamos al servicio de la vida, lo único que cambia es que cada persona, en función de su tipo, se rinde ante la vida con una estrategia distinta.

Dicho rápido y de forma no absoluta, ya que hay otros factores que determinan cómo nos relacionamos con la vida, una manifestadora informará para testar su impacto en las demás antes de iniciar, una proyectora esperará a ser invitada, una generadora espera responder y una persona reflectora a ser iniciada, a ser puesta en el centro de la sala.

Y así es cómo la vida se va manifestando a través de nosotras. Y así es cómo vamos compartiendo nuestros dones de forma virtuosa. Sin esfuerzo. Y así es cómo nos vamos alineando con nuestro propósito. Sin quererlo. Creo que hasta ahora no he hecho ninguna lectura de registros akáshicos en la que no se pregunte sobre el propósito de vida. Incluida yo misma en mi primera lectura, lo pregunté. Pues bien, para cumplir con tu propósito de vida no hace falta que sepas cuál es. Solo hace falta que te rindas y dejes que la vida se haga a través de ti respuesta a respuesta, invitación a invitación, iniciación a iniciación o informando antes de manifestar. Así, te vas acercando a lo que has venido a hacer en esta encarnación. Esta es mi experiencia hasta el momento.

En el momento en que solté la ficción de que yo dirijo mi vida, todo se empezó a alinear. Y ahora, conocer esta herramienta me ayuda a afinar y a tener un método para volver a mi buen runrún.

Cuando ya hube hecho lo que ‘se suponía que tenía que hacer‘: cuando terminé la carrera de Publicidad y Relaciones Públicas, hice un máster de Comunicación Social, me saqué el CAE, trabajé mas horas que un mono como voluntaria o de prácticas, hice cursos, cursitos y cursazos para convertirme en ese perfil ‘multidisciplinar’ que las ONGs demandaban, para poder algún día poner mis conocimientos en comunicación al servicio de alguna causa bonita. Cuando hube dedicado 3 años de mi vida a la causa política, porque ‘era lo que había que hacer’ paré. Aquél no era el camino. Me sentía vacía, haciendo esas cosas como podría estar haciendo cualquier otra cosa. En esos años se sucedieron periodos de depresión profunda, con periodos de ansiedad galopantes, mezclado con mucho alcohol y mucho estrés. Aquel no era el camino. Paré. Y, sin darme cuenta, desde ese vacío, la vida comenzó a llevarme. Me encontré con el masaje ayurvédico, con el yoga, la meditación, Suzanne Powell, con Perú, con el Diseño Humano, con Ibiza. Me encontré con el canto y la música. Y, a través de todas esas cosas, me encontré conmigo misma. Me encontré con la vida con mayúsculas y con el orden y la verdad de lo que es: que somos CANALES DE VIDA.

Y que, dado que no tenemos ni idea de qué va esto, más vale que nos rindamos y que, con mucha humildad, postremos nuestras rodillas en el suelo y nos dejemos hacer por la vida. Respuesta a respuesta, invitación a invitación, iniciación a iniciación, informando. Y aceptando que, al seguir tu estrategia de vida, no tienes ni la más remota idea de dónde eso te va a llevar. ¡Ni idea! Pero ahí vas, confiada, porque sabes que eso es correcto para ti, porque así lo sientes en el cuerpo. Y así se va haciendo la vida, poniendo la mente en el lugar de pasajero. Y desde ahí, desde los asientos de atrás del vehículo, la mente se entera de donde está cuando llega. Y no antes. Y es tan divertido…

Todo está interconectado.

Eso dicen los últimos hallazgos en la física cuántica. Pero nosotras, desde nuestra óptica de humanas venidas a menos, con la pineal calcificándose y viviendo casi siempre presas de la ‘mente del mono’ como la llamaban los tibetanos, no lo vemos. Ni lo comprendemos. ¿De verdad queremos dejar que nuestra vida se dirija desde ahí? ¿Con todos los miedos, rigideces, dudas, estupideces, complejos, ideas falsas que tenemos ahí alojados en la cabeza? Mejor poner un ciego con malafé a guiar nuestros pasos…

Esto es lo que integré la única vez que he probado el LSD. Yo estaba de pie en un acantilado, al lado de la Torre Ses Sabinar y a mi derecha, Es vedrá en una noche clara llena de estrellas. Desde ese estado (no) ordinario de conciencia me sentí conectada con la tierra y con el mar, con las olas que iban y venían, con la luna y las estrellas. Sentí la conexión entre todos los elementos y yo misma me sentí parte de toda esa hermosura que no me cabía en el pecho. ¡Lo senti! Y me sentí tan pequeña que dije para mi: ‘Querida, más vale que te rindas’. Y ese es mi mensaje para ti también: que te rindas. Que te dejes hacer por la vida. Porque ella sabe. Y tú, no. Pero no te culpes.

Todo en esta vida esta orquestado para que no entendamos nada, para que sigamos siempre siendo esclavas de nuestra propia ignorancia y estemos al servicio de otros intereses, que no son los nuestros como personas que quieren ser libres, ni como pueblos que quieren ser soberanos. Mucho menos como personas o pueblos que quieren cuidar la tierra. Ni si quiera como personas que quieren tener una vida, digamos, cómoda. Ahí fuera el mundo está lleno de personas que trabajan más de lo que sus cuerpos pueden soportar, ¡solo porque creen que tienen que hacerlo! Una muestra de cómo las creencias (o tu mente) pueden arruinarte esta vida.

Porque la vida va por otro lado. Solo por citar un ejemplo, la idea eje del primer volumen del libro ‘Conversaciones con Dios’ es que no hemos venido a la vida a ‘hacer nada’, que no hay nada que ‘haya que hacer’. Y nosotras ahí, dale que te pego, con todos esos tengo que, debería, hay que… y todos los programas mentales que están detrás de eso. No hay nada que ‘tengamos’ que hacer. ¡Nada! Esto también lo decían los pleyadianos en una canalización que vi el otro día, pero de esto hablaré más detenidamente en otro post.

¡Hay que despertar de esta ilusión! Salir de la mente. Hacernos dueñas y señoras de nuestras vidas. Y empezar a vivir la vida que merece la alegría ser vivida. Eso empieza o pasa por, si o si, empezar a conocerse.

El Diseño Humano es mi manera de conectarme conmigo misma, es mi herramienta, es mi ‘mapa’ – como lo llama María Escobedo, terapeuta sistémica, creadora del método Macma, con quien he tenido ocasión de compartir un par de sesiones.

El Diseño Humano es mi herramienta para poder conocerme y rendirme. En palabras de mi maestra de Diseño Humano, Nadia Soso, ‘yo no soy mi diseño humano. Soy la presencia que observa, acepta y se rinde a las limitaciones de mi cuerpo’. Porque esa es otra. Claro que eres un ser ilimitado, por supuesto, pero teniendo una experiencia dual ¡en un cuerpo limitado! Y hay que comprender el vehículo para no estrellarte en intentos de iluminación precoces – y también de esto he tenido alguna experiencia amarga.

Y esto es lo que te quería compartir hoy en este primer día del año. Si quieres empezar a rendirte, si quieres hacer un cambio sustancial en tu vida, si quieres empezar a vivir la vida y dejar de sufrirla, puedo ayudarte.

3 comentarios en “Puede que lo mejor sea rendirse (con Diseño Humano)”

  1. Una gozada seguir tu contar del sentir. Gracias inmensas por tu invitación! Cómo sabías que era la manera… Ese Sacral Manifestador! Grande abrazo ✨

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